viernes, 19 de septiembre de 2008

RAICES ILLUMINATI: LOS NIZARIES DEL ISLAM

La Fortaleza Hashshashin de Alamut.Nizaríes

La Fortaleza Hashshashin de Alamut.

Los nizaríes, a quienes sus enemigos llamaron hashshashiín (también Hashshashin, Hashishin, Hashashiyyin o Hashasheen), de la que procede el término asesinos, fueron una una rama de la secta religiosa ismaelita de los musulmanes Shia en el Medio Oriente, activa entre los siglos VIII y XIII. Se hizo famosa a partir del XI por su actividad estratégica de asesinatos selectivos contra dirigentes políticos o militares. En ese período, tuvo su sede principal en la fortaleza de Alamut, en los montes Elburz, al norte del actual Irán.

Contenido

  • 1 Origen
  • 2 Los "asesinos"
  • 3 Del Viejo de la Montaña a la invasión mongola
  • 4 El declive
  • 5 El renacimiento
  • 6 Literatura
  • 7 Enlaces externos

Origen

El grupo, en origen, no era más que una comunidad de partidarios del ismailismo en Irán, es decir, una secta minoritaria del chiísmo, a su vez minoritario en un país eminentemente sunní. El gran centro de poder ismailí era el califato Fatimí con sede en El Cairo. En 1090, para ponerse a salvo de las persecuciones, y dirigidos por el carismático Hasan-i Sabbah o Hasan al-Sabbah, tomaron la fortaleza de Alamut, una posición inexpugnable en las montañas, al sur del Mar Caspio.

Aunque su principal y más conocida sede era Alamut, poseían muchas otras plazas fuertes en Irán y Siria, de modo que conformaban una red cohesionada y bien comunicada, a la que algunos autores califican de "Estado". Los castillos nizaríes eran difícilmente conquistables: se construían en lugares poco accesibles, aprovechando accidentes del terreno, y solían estar bien provistos en cuanto a fuentes de agua y alimentos. Desde estos lugares, los ismailíes extendieron su predicación por Irán y Siria, lo que fue visto como una amenaza por los sultanes de la dinastía turca de los selyúcidas, que controlaban Irán. Emprendieron varias acciones militares contra los ismailíes, que no tuvieron gran éxito. En revancha, los ismailíes emprendieron su estrategia de asesinatos políticos contra dirigentes políticos o militares. Una de sus primeras víctimas fue el visir Nizam al-Mulk en 1092.

Dos años más tarde, en 1094, murió el califa fatimí Al-Mustansir, cabeza del ismailismo, y estalló una guerra de sucesión entre sus hijos Al-Musta'li y Nizar. Los ismailíes de Irán tomaron partido por este último, que finalmente fue derrotado, provocando una ruptura entre los seguidores de Hasan-i Sabbah (que en lo sucesivo se llamarían nizaríes) y la mayoría de los ismailíes.

Los "asesinos"

Perseguidos como infieles por la dominante secta sunnita en el mundo árabe, ellos enviaron a gente dedicada a eliminar a prominentes líderes sunnitas, a quienes consideraron "usurpadores impíos". A pesar de su escaso número, los nizaríes parecen haber aterrorizado enormemente a sus enemigos. Realizaron muchas acciones mortíferas y lograron alcanzar a personajes muy protegidos, creando la leyenda de que nadie podía escapárseles. El 22 de mayo de 1176 intentaron asesinar a Saladino durante el Asedio de Alepo, en los años precedentes a la tercera cruzada. El famoso caudillo kurdo respondió asediando la posición nizarí siria de Masyaf, pero acabó desistiendo. Fuentes nizaríes dicen que el propio jeque o líder nizarí se coló en la tienda de Saladino mientras éste dormía, dejándole un pastel envenenado con una nota que decía: "estás en nuestras manos". Otra versión habla de una carta enviada a su tío materno jurando la total destrucción de la familia ayyubí. El caso es que desde entonces, Saladino mantuvo buenas relaciones con los nizaríes. También fueron víctimas de la secta el califa abbasí Al-Mustarshid, y más tarde su hijo Al-Rashid. La gran mayoría de sus víctimas fueron musulmanes, y quizá por eso la mayor parte de los datos manejados tradicionalmente en Europa sobre los asesinos no proceden de fuentes cristianas directas sino sobre todo de una indirecta y dudosa: Marco Polo.

El viajero veneciano habla de los nizaríes en sus relatos de viajes, y asegura haber visitado Alamut en 1273, lo cual es obviamente falso, ya que la fortaleza fue destruida en 1256 por los mongoles. De Marco Polo procede también la leyenda de los guerreros drogados con hachís en el falso paraíso. Un siglo antes, un viajero menos conocido, el judío navarro Benjamín de Tudela, menciona la secta de los asesinos y a un jefe llamado "el viejo", aunque afirma que su sede principal era Kadmos y no Alamut.

Fue Marco Polo quien popularizó en Europa la leyenda del origen del nombre de Asesinos con el que la secta pasó a la historia en occidente. El término asesino, que hoy es una palabra común, procede del árabe "haššāšīn" (حشّاشين), que literalmente significa "consumidores de hachís" ya que se supone que era ingerido antes de consumar sus ataques, pero esta etimología está en disputa. Este término, al igual que como muchos otros datos sobre la secta, procede de sus numerosos enemigos, ya que la mayor parte de la documentación nizarí fue destruida con el castillo de Alamut.

Los homicidios políticos practicados por los nizaríes pretendían ser ejemplificadores y se hacían a plena luz del día, cuando la persona objeto del atentado estaba rodeada de público, lo que suponía que el asesino era capturado y ajusticiado invariablemente tras cometer su asesinato. La leyenda atribuye el arrojo y el encarnizamiento de los homicidas, que sabían que no saldrían vivos de su acción, al consumo de hachís, o quizá de otras drogas llamadas genéricamente por este nombre. Una versión más elaborada de la leyenda cuenta que los dirigentes de la secta captaban a las personas destinadas a matar a los oponentes políticos del siguiente modo: eran drogados con hachís hasta quedar dormidos. Entonces se les llevaba a un jardín secreto del castillo de Alamut, lleno de agua, animales exóticos, árboles frutales y bellas mujeres, donde despertaban creyendo que se encontraban en el paraíso. Tras gozar durante unas horas del supuesto edén, era de nuevo drogados por las doncellas y despertaban en el punto de partida. Un líder de la secta les decía entonces que habían tenido el privilegio de conocer el paraíso y que podrían volver a él, por toda la eternidad si se sacrificaban en pro de la causa. Esto explicaría el valor que demostraban en sus acciones armadas. La palabra hashshāshīn, plural de hashshāsh, pasaría a las lenguas europeas como asesino, con el significado de "homicida". Algunos autores, como Amin Maalouf, contestan a esta etimología, y dicen que la palabra procede de asāsiyyīn ("fundamentalistas").

En realidad, la relación de los nizaríes con el hachís no está atestiguada y muchos estudiosos la consideran poco probable. Sí es más probable que se les diera ese nombre de foma genérica y posteriormente tomara ese sentido, forjándose la leyenda.

El término nizaríes es quizá el nombre más neutro. La secta solía llamarse a sí misma Al-da'wa al-jadīda (árabe:الدعوة الجديدة), que en árabe significa "la nueva predicación" o "nueva doctrina), y los que realizaban acciones armadas se llamaban a sí mismos fedayín (fidā'iyyīn, plural de fidā'ī), esto es, "los que están dispuestos a dar la vida por una causa".

Del Viejo de la Montaña a la invasión mongola

Gobernantes de Alamut y Maestres Hassasins
# ↓ Nombre ↓ Mandato ↓
1 Hassan-i Sabbah 1097-1124
2 Buzurg-Ummid 1124-1138
3 Mohammed I 1138-1162
4 Hassan II 1162-1166
5 Mohammed II 1166-1210
6 Hassan III 1210-1221
7 Mohammed III 1221-1255
8 Rukh al-Din Khurshah 1255-1256
El Viejo de la Montaña en una representación cristiana medieval.
El Viejo de la Montaña en una representación cristiana medieval.

La época de Hasan-i Sabbah, llamado también el Viejo de la Montaña, ha pasado a la historia como la del auge de la secta, del mismo modo que se ha considerado Alamut como el principal, si no único, centro de irradiación nizarí. Hasan es fácilmente representable como el arquetipo de personaje de inteligencia maligna, sin escrúpulos y ávido de poder, muy del estilo de la imagen que circula hoy sobre Osama bin Laden, con quien se le ha comparado, u otros grandes enemigos públicos. En contrapartida, muchos autores, y desde luego los actuales ismailíes, hablan de su gran producción intelectual, su carácter piadoso y austero, su convicción y su genio militar. Lo cierto es que los nizaríes siguieron existiendo tras su muerte en 1124, y desde varios puntos de vista los aspectos más importantes de la secta son posteriores al carismático líder. Los dirigentes de la secta residieron en otros lugares aparte de Alamut, y muchos de ellos fueron conocidos también con el sobrenombre "viejo de la montaña", lo que es lógico teniendo en cuenta que se les aplicaba el tratamiento de shayj, que etimológicamente significa "anciano" (en el sentido de "venerable"), y que forzosamente residían en la montaña pues las fortificaciones nizaríes se construían en lugares escarpados para defenderse mejor de sus múltiples enemigos.

A Hasan le sucedió su lugarteniente, Buzurg Ummid ("Gran esperanza"), y tras él su hijo, Muhammad I, en 1138. Los nizaríes seguirán practicando sus estrategias de asesinato contra los turcos y otros enemigos políticos de manera intermitente, aunque sonada: algunos de sus asesinatos más famosos son de esta época posterior al Viejo, como se ha dicho más arriba.

En tanto que rama minoritaria del ismailismo, que a su vez es rama minoritaria del chiísmo, y éste rama minoritaria del Islam, los ismailíes eran percibidos por la población (mayoritariamente sunní) como la heterodoxia dentro de la heterodoxia, lo que explica que la mayor parte de la documentación que existe sobre la secta dé a entender que su carácter islámico era solamente aparente. Se suele insistir en su aspecto batiní, esto es, esotérico, y se dice que incluso llegaron a negociar con el rey Amalrico I de Jerusalén su conversión al cristianismo por razones de conveniencia, pretensión que habría sido abortada por las maquinaciones de los Templarios.

El hecho es que el Islam ismailí, aunque se atiene al ritual y las prescripciones legales de la religión, considera que éstas son secundarias respecto a la finalidad realmente importante, que es el conocimiento esotérico de los mensajes ocultos en el Corán. Esto ha propiciado que del ismailismo hayan surgido, en una nueva vuelta de tuerca, derivaciones cuya islamicidad está puesta en tela de juicio por la mayoría de los musulmanes, como las de los drusos y alauíes.

En 1162, Hasan II sucede a su padre Muhammad I. Bajo su mandato se produce una de esas vueltas de tuerca, uno de los hechos más notables en la historia de los los nizaríes. En el mes de Ramadán de 1164, anunció, en nombre del Imam oculto, que había llegado el momento de la "gran resurrección" (qiyama), con lo que ya no tenía sentido cumplir las prescripciones musulmanas ni seguir la sharia. El ayuno de Ramadán fue prohibido, y se alentó a los fieles a beber libremente alcohol. El reinado de Hasan II será breve, ya que 18 meses más tarde será asesinado por un partidario de la vieja doctrina. Sin embargo, su hijo Muhammad II siguió los pasos de su padre. Fue el hijo de éste, Hasan III, quien puso fin a la herejía tras la muerte de Muhammad II, en 1210. Los nizaríes, además, en adelante seguirán los rituales sunníes y no los chiíes.

El declive

El poder nizarí desapareció al tener que enfrentarse a dos enemigos muy poderosos. De un lado, la dinastía de los mamelucos, que había sucedido en Egipto al sultanato ayubí, y cuyos ejércitos, dirigidos por el sultán Baybars, tomaron el último baluarte nizarí en Siria en 1273. En Irán, tras el reinado insignificante y violento de Muhammad III, que dura hasta 1255, su hijo Jur Shah debe enfrentarse con el avance de las tropas mongolas dirigidas por Hulagu Jan, nieto de Gengis Jan, dispuesto a arrasar Oriente Medio.

Los mongoles conseguirán asediar y destruir una a una todas las fortificaciones nizaríes, incluida Alamut, que quedó reducida a los cimientos, desapareciendo con ella su gran biblioteca. Jur Shah morirá camino de Mongolia, y de su familia sólo sobrevivirá uno de sus hijos, al parecer ocultado a tiempo para preservar la sucesión. Muchos nizaríes fueron masacrados.

Se sabe poco de la historia de los nizaríes tras este periodo de destrucción y masacre. Los restos de la comunidad se dispersan en grupos aislados y sobreviven discretamente, amenazados y débiles ante los musulmanes ortodoxos.

El renacimiento

En el siglo XV hay un cierto resurgir de la secta: desde la ciudad iraní de Anjudan se retoman las predicaciones y se envían misioneros a la India y Asia Central. La predicación consigue realizar gran cantidad de conversiones. En la India, los nuevos nizaríes se llamarán Khodjas o Joyas.

En el siglo XIX, el lejano descendiente de aquel hijo de Jur Shah salvado de la persecución mongola, Hasan Ali Shah, que es el iman número 46 de los nizaríes, recibe del sah de Irán Fath Ali el título de Aga Jan. En 1848 se instalará en Bombay, desde donde emprende la reorganización de la comunidad ismailí. Las autoridades británicas que gobiernan el subcontinente obligarán a los joyas a reconocer la autoridad del Aga Jan, lo que hicieron hasta la independencia de la India. Hoy en día, el heredero de los imanes nizaríes, y jefe del ismailismo, es Shah Karim al-Husayn, conocido como Karim Aga Jan, el cuarto en llevar este título.

Literatura

  • Vladimir Barthol, "Alamut".
  • Peter Berling, "Los hijos del Grial" y "A la sombra de las dagas, El paraiso".

Enlaces externos

  • Instituto de Estudios Ismailíes
  • Assasin´s Creed Ubisoft